domingo, 9 de noviembre de 2008

Maicol nos esperaba en el Rosario de Purral

4 de octubre del 2008
por Eugenia Mesén

Que escriba para el lunes?
Qué exageración ¡
Ahora estoy en un aprieto,
no soporto la presión¡
Que escriba para el lunes,
Creen que es así no más?
Escribir es como un parto.
Ténganme piedad ¡

No pude evitarlo. La primera “contracción” me dio llegando a Aserrí, ya en Tarbaca cada tres segundos me venía una oración. Tuve que parar dos veces a la orilla del camino, buscando un buen lugar donde, por si acaso, no me aterrara un “paderón”.

Carajo¡ No encuentro el lapicero,
Se me va a ir la inspiración!

Llegando a la casa a eso de las diez. Ni siquiera tuve tiempo de calentar la cena, alcancé a comerme un cereal a la carrera, frente al monitor.
Solito al teclado me “chorreaban” por las manos, los detalles por montón !

Apunte lo que oiga y vea,
me dice, Jorge, en el salón.
Empezaré porque el bus no llega,
se habrá perdido el señor?
Tranquilos¡
Ensayemos¡ dice Lupe.
No nos agϋevemos ¡
que lo más que puede pasar,
es que no lleguemos a cantar.

Después de 40 minutos de espera aparece un microbús, era poco probable que nos pudiera llevar a todos. En efecto nueve quedamos afuera, que nos repartimos al final, en el carro de Lupe y Luis. Estábamos ya bastante retrasados. Está lloviendo, pero de alguna manera tenemos que llegar. En la buseta viaja la mayoría, según los comentarios, en pelota se divierte uno más, me han dicho que me perdí de todo el vacilón; pero no se crean, en el carro también hay diversión.

Nos toca viajar con Lupe.
Nos acomodamos,
en el asiento de atrás.
Todas flacas y no cabemos,
aquello es una maraña,
no se pueden imaginar.
Por sobre el respaldo,
Beleida y Laura se tiran para atrás,
después por encima de Andrea
y de mi misma,
las confisgadas se quieren regresar.
Hueso con hueso
contra Beleida
voy todo el camino.
Tengo un cardenal en la pierna ¡
Que no se los puedo enseñar.
Aguántense un poquito
Orititica estamos allá¡
Claro¡
eso lo dicen Lupe y Ana,
Que van adelante, solitas!
Y sin nadie a la par!

La buseta iba soplada por la Iglesia de Purral, nosotros íbamos por las lomas, pero por las lomas, el Bar. Seguiremos por el Alto, otra ruta tomaremos, ni a la calle del Matadero ni a los Cuadros entraremos.
Cambia mucho el panorama, de noche todo es oscuridad¡ se ven más encerradas las casas conforme nos acercamos al Rosario de Purral.
Ya son las siete en punto, cuando logramos llegar la misa está saliendo y como ya hay alguna gente en el salón, debemos formarnos de inmediato.

El maestro que nos guía
se perdió en la dirección,
que no entendió el dibujito,
hay rumoración.
El próximo será en pentagrama,
en cada esquina un buen calderón,
se la podemos graficar más despacio
y en el sitio indicado,
ponerle una clave se sol.
Ay, don Jóse,
Cuando usted no está,
Lupe se ayuda con un silbador.
Hacemos lo que se puede,
al final se logra afinación.
Pero no es lo mismo sus notas,
A ese pitillo chirriador!

No hay muchos espectadores. Purral es un pueblo marginado, como muchos otros del país. La gente no quiere salir de sus casas debido a la inseguridad. ”Les advirtieron que venían a Purral? Cuando tengan gusto de volver, unos guardas podemos contratar” le dijo a Angélica una pareja del lugar, no sé cómo pudo contestarles, yo definitivamente me hubiera puesto a llorar.

Están muy agradecidos por nuestra visita, una señora emocionada, dijo que – que la habíamos hecho sentir como en el Teatro Nacional.

Apenas entrando un chiquitillo como de dos años, no deja de llorar, a Edwin todavía ni se le entiende al hablar. Lupe le conversa y lo endulza en un instante, me recuerda que de alguna manera todos necesitamos cariño, que nos pongan atención. Unos llorando, algunos en canción, otros escribiendo y en el caso de Maicol, en la dirección.

Qué chiquillo tan bonito¡
tan ingenuo, es un amor¡
A pesar de las noticias,
hay gente muy buena,
me consta ¡sí señor!
Está invitado esta noche a dirigir,
ni lerdo ni perezoso a la primera llamada,
Maicol dice que sí.
Primero timidillo,
casi no se quiere ni mover,
después desmadejado,
qué cadera¡, se nos va a descomponer.

Terminando la primera pieza,
sale corriendo para el baño,
lo traiciona el pantalón.
Vuelve paliditico.
Café con leche y buena azúcar,
le tiembla el cuerpo,
se le bajo la presión!
Agarrando color y aire,
está listo para la siguiente canción.
Cómo lo disfrutamos nosotros¡
rompiendo el protocolo,
le aplaudimos al director.

Maicol Steven Dávila Fonseca, 10 años, vecino del Rosario de Purral, para más información. Estamos seguros de que jamás se borrará de su memoria el coro, ni nosotros olvidaremos esa noche de tanta bendición.

Nos atendieron con gran esmero,
Un delicioso arroz con pollo y frijolitos
Qué repollo más finito!
le llama a Vicki la atención.
Ana quiere más ensalada,
Cambiamos de plato, por favor?
Cuál será el secreto?
Dice la cocinera,
muy modesta,
que es sólo ponerle mucho amor.
El azafate es un pedazo de puerta.
El refresco servido en vasitos,
viene en pecera.
Café negro, café con leche,
estamos para servirles.
Es un honor ¡

El entorno no oculta el desconsuelo. Alrededor matorrales y basureros. Las ventanas cierran desde dentro con lata y con candado, es de metal toda la edificación, todo está enrejado, hay mucha protección. Que es peligroso dejar el carro afuera! No lleven cosas de valor! Que en esta pesadumbre nosotros llevemos un rato de entretenimiento y distracción.
Es sencillamente un milagro, para nosotros una distinción.
Lograr esto es nuestro premio.
Lugares como estos son nuestra razón.

Aunque venimos
en el bus gozando,
A veces es mejor reírse,
para no llorar.
Creo que son los nervios,
por las referencias del lugar.
Sin embargo,
estoy segura que aprendimos,
enterita la lección.
Dar de lo que se tiene,
debería siempre darse sin condición.
Que se lo agradezcan a uno,
como ellos lo hicieron,
Compañeros¡
no tiene comparación.

Para el pueblo del Rosario de Purral,
nuestra visita no tiene precio.
Dicen, que no tienen con qué pagar.
Si supieran que somos nosotros,
los que esta noche llevamos,
el corazón repleto,
a reventar!

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