viernes, 10 de octubre de 2008

El Sistema Educativo y la Orquesta

Por Humberto Malavassi

Cuando alguien como Einstein afirma que “ …Mi mayor felicidad la obtengo de mi violín”, o Platón afirma que “…en los patrones musicales y en las artes están las llaves del aprendizaje”, o también se lee en diferentes revistas de ciencia y neurología que “La música contribuye activamente al desarrollo del niño…La rítmica ayuda a los escolares a comprender mejor las matemáticas…Los estudiantes con educación musical obtienen mejores promedios en diferentes pruebas y países…La continua toma de decisiones en cuanto a tempo, tonalidad, estilo, ritmo, fraseo y sentimiento, puede proporcionar grandes resultados en inteligencia y habilidades de auto-conocimiento y expresión. Además dentro de la ecocultura, la ecología acústica, forma parte de la conciencia que debemos tener para disfrutar de verdaderos paisajes sonoros, diferenciándolos de los espacios altamente contaminados acústicamente, que lo único que proporcionan es estrés y deterioro de la vida misma, es cuando medito acerca de lo que podemos decir del arte o la música en este congreso, por lo que siempre me remito a la vida cotidiana y a la sociedad actual.

En Costa Rica afortunadamente estamos a tiempo de generar algunos cambios en educación, y particularmente en formación ética y estética, ya que nuestros niños y jóvenes todavía pueden tener una flauta dulce, un lápiz, un pincel o unas zapatillas en vez de un fusil, como pasa en otras partes del mundo, o pueden cantar en vez de gritar por el dolor que les embarga la pérdida de un ser querido por la guerra.

Hay graffiti y diversos comentarios de los jóvenes que lo van a uno sensibilizando cada vez más de que las cosas tienen que cambiar y que el modelo actual está agotado.
Por ejemplo el leer en una pared “perdí mi cerebro en un pupitre” o “paren el mundo que aquí me bajo”, comentarios como “mi profesor es tan tontillo que le dije que no entendía y me explicó igual”, “Después de esta explicación solo un idiota no entiende:
¿Alguna duda?”, “Es más emocionante un pleito de babosas que la clase de ese profesor”.
Sin embargo hace unas semanas, pregunté a unos estudiantes de colegio ¿Qué era lo que más les gustaba en la vida o les hacía feliz? Y sus respuestas son muy alentadoras:
  • Estar con mi papá
  • La familia
  • Los verdaderos amigos
  • Ser yo
  • La casa
Y ¿qué era lo que menos les gustaba?
  • Que los molesten
  • La soledad
  • La injusticia
Esto como que nos hace comprender que el trabajo que debemos de hacer es bastante fuerte, pero muy esperanzador cuando de jóvenes se trata, pero, no debemos de olvidar, tomando como ejemplo la parábola del sembrador, que tan importante es la semilla, como la preparación del terreno en donde se va a depositar, sobretodo cuando todavía hay personas que piensas en ellos como embarazo, drogas, problemas y “aborrecentes”.

En un artículo de una investigación realizada en Perú, que leí hace poco en la revista Persona, de la facultad de psicología de la Universidad de Lima, titulada “Inserción social en adolescentes: un estudio psicológico, donde se destaca, las variables tomadas en cuenta para la investigación.
Dichas variables se organizaron en:
  • Predictivas.
  • Entorno social: nivel socioeconómico y cultura escolar
  • Entorno inmediato: Expectativas de padres y expectativas de tutores
  • Características personales: Género y rendimiento escolar.
  • Mediadoras.
  • Perspectiva de tiempo futuro
  • De criterio.
Inserción social (diferentes niveles) secundaria, admisión a universidades, educación universitaria, educación técnica, autorrealización, empleo, familiar nuclear, familiar extensa y otras. Este trabajo nos muestra claramente que no importan las estrategias o metodologías más modernas, o funcionales, si no sabemos que es lo que queremos, que esperen los jóvenes de la educación secundaria, o que consenso puede haber en todas las partes involucradas al pensar en cada situación de entorno, de cada estudiante, en función de una lucha entre esfuerzo y realidad. Reza un dicho popular: “Para el que no sabe para donde va, cualquier camino es bueno”, por lo tanto el tipo de sociedad que queremos según el concepto de cultura de Lotman (anti-cultura, cultura- no cultura), que nos da un ejemplo de las prioridades que debemos de establecer en el campo educativo como promotor de la construcción social.

Dentro de esta era tecnológica y del conocimiento podríamos desarrollar muchos temas de moda sobre diferentes metodológicas basadas en la persona y su manera de aprender, currículo por competencias, resolución de problemas, la neurociencia, la psicodidáctica de la música, la musicoterapia, desarrolladas musicalmente por muchos especialistas musicales, sin embargo quisiera centrarme en un artículo de la especialista norteamericana en currículo llamada Julie Thompson, quién hace un llamado a las autoridades e instituciones educativas sobre el número de materias de la secundaria y el número de estudiantes por aula y por profesor. Ella propone lo que llama un “pluralismo relacional” que reta a las casas de enseñanza secundaria a una educación integrada, o sea, un modelo integrativo y no distribucional, que fortalezca en los estudiantes el cuestionamiento y la resolución de problemas, más que la estructura de las disciplinas académicas, ofreciendo de esta manera, la posibilidad de que el estudio en la secundaria se enfoque más al conocimiento y a las habilidades de los estudiantes, dándoles la capacidad de comprender temas y problemas complejos en una nueva forma de pensamiento, que le permita moverse en diferentes campos disciplinarios e interdisciplinarios, en un marco nacional e internacional.

Como mi formación desde mi infancia fue desarrollada en el enfoque personalista y sobretodo, se utilizó la música como medio de motivación, me gustaría compartir el doble propósito de trabajar un modelo de organización humana de las más exitosas y balanceadas de todos los tiempos en cuanto a relaciones sociales, comunicación y balance, como lo es la orquesta (agrupación musical), en donde todos los elementos que la componen podrían compararse con los miembros y situaciones que conforman nuestro entorno, que nos puede servir para analizar nuestra sociedad actual, su equilibrio y sus funciones desde la dinámica musical y aplicar la propuesta curricular de Thompson. Y digo doble propósito ya que este modelo de agrupación es medio y fin en si mismo, tomando en cuenta que al hacer música no solo desarrollo las habilidades musicales, y las humanas en cuanto a valores de convivencia, respeto, solidaridad, disfrute, trabajo en equipo, crecimiento y autorrealización se refiere, sino que además puedo emular sus relaciones con las normas de convivencia de nuestra sociedad.

En una Orquesta:
  • Existe la cooperación, la convivencia y el respeto individual y colectivo.
  • No todos los músicos tocan o cantan lo mismo y al mismo tiempo, además tan importante es el sonido como el silencio.
  • Hay trabajo individual, seccional y grupal.
  • Cada uno sabe el puesto y responsabilidad que ocupa en cada sección.
  • Aunque hay papeles (partituras) más difíciles y protagónicos, todos dependen de todos.
  • Cada uno debe de saberse su parte, para poder interpretarlo como el director lo proponga, de acuerdo a su conocimiento, estudio, experiencia e intuición.
  • El director es el que da el carácter, la velocidad y la sonoridad a la obra, según la época y el estilo propuesto por el compositor y la forma musical determinada.
  • Al final de todo el proceso, el éxito radica en el balance y color proporcionado por todos, en un trabajo de equipo y equilibrio perfecto.
Podríamos agregar que para que una orquesta funcione, además de lo anteriormente expuesto, se necesita de un lugar de ensayo, que cumpla con ciertas normas de acústica y espacio, además de los instrumentos musicales, los cuales en cuanto a estado y mantenimiento son responsabilidad de cada músico, y por supuesto necesitamos de un público selecto y crítico que pueda no solo disfrutar, sino mediante su conocimiento, poder emitir una opinión crítica y propositiva, acerca de la sonoridad final de la orquesta, para poder mantener el pulso constante de su trabajo y metas por cumplir, e ir creciendo estética y culturalmente como sociedad.

De este modo podríamos analizar la sociedad y su proceso educativo, para saber cual de las actividades emuladas por medio de la orquesta, no se está cumpliendo según su rol y ajustar determinados programas parcialmente, pero con una visión global.

La sociedad actual ha dejado de largo a las secciones más importantes de la orquesta educativa, ya que el Ministerio de Educación, las Universidades, los centros educativos, las municipalidades, el Ministerio de Hacienda, las asociaciones gremiales, las juntas de desarrollo comunal , los padres de familia y principalmente lo que los jóvenes quieren y necesitan, están por separado tocando cada uno su propia tonada, culpando al otro de los errores y sobretodo no hacen los silencios adecuados para escuchar y aprender del otro, por lo que tendremos que hacer un alto y pensar por un momento en un “todo” y sentar la responsabilidad de cada sección, las directrices y metas propuestas en muchos congresos olvidados y comenzar el concierto con una misma melodía, armonía y ritmo, con una excelente afinación, coordinación y acople, donde cada cual toque lo que le corresponde y escuche y deje tocar a los demás.

Finalmente, quisiera terminar nombrando a una persona que hizo de su vida un ejemplo, y con la que pude compartir muchos de sus sueños y locuras como alumno y profesor del Conservatorio Castella, quién musicalmente nos enseño un modelo de vida que muchos practicamos cotidianamente, es el maestro Arnoldo Herrera.

Ningún exalumno podrá olvidar sus expresiones “Tontico”o, “Lumpen” y hasta sus sonidos “chucuchu”, pero siempre atento a todo lo que pasaba y proponiendo en su filosofía cosas muy prácticas como… “Aquí tengo el pan del tamaño de cada hambre de los niños o el zapato del tamaño de cada pie”, la creatividad fue siempre un factor indispensable en la actividad cotidiana del Castella, ya que nos alimentaba con una dosis de desobediencia, una de improvisación, una de responsabilidad y por supuesto la más grande que es la de autorrealización .La paciencia y visión de don Arnoldo nos recuerda una frase de don Marco Tulio Salazar: “Lo afectivo es lo efectivo”.
Entendimos entonces que en el Castella: se descubrían talentos, se desarrollaban habilidades y sobretodo se sensibilizaba a las personas que no se dedicaban al arte, a amar la vida, apreciar el arte y a ser un público selecto de los diferentes espectáculos y manifestaciones artísticas, desde sus distintas profesiones (o sea, había muchos componentes de la orquesta educativa). De la misma manera otros han hecho lo suyo como el Maestro Chaín en Honduras (formando excelentes músicos de cuerda) o las sinfónicas juveniles de Venezuela (que toman niños y niñas de los barrios marginales y los convierten en excelentes músicos y personas), el programa Batuta en Colombia, (tienen un programa musical en cada departamento), solo para citar algunos ejemplos de Latinoamérica.

Tremendo reto que tenemos delante, para poder desarrollar esa sensibilidad en nuestras escuelas y colegios, algo que aseguraría la permanencia de nuestros estudiantes en las aulas, los alejaría de la vagabundería y las malas intenciones y los ayudaría a combatir la violencia, la corrupción, la inseguridad, debido muchas veces a las frustraciones, impotencias, resentimientos, y actitudes de soberbia, producto de una sociedad a la que se le olvidó , la paciencia, la tolerancia, la comprensión y la solidaridad, en fin se le olvidó donde está la verdadera felicidad.

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Sergio Aschero dijo...

Numerofonía de Aschero: la escritura musical de los wichí.


Los wichí son una comunidad aborigen que habita zonas del norte de la Argentina, en las provincias de Formosa, Salta y Chaco.
Precisamente desde la localidad de El Potrillo, en el Departamento Ramón Lista de Formosa, el doctor en musicología Sergio Aschero fue convocado, por jóvenes wichí integrantes del Grupo Sacham y con el apoyo de la Fundación Niwok para enseñar su sistema de lectoescritura musical.
Estos jóvenes, con un promedio de edad de 24 años aproximadamente, se proponían concretar, la realización de Talleres de Formadores Musicales con la Numerofonía. Se habían interesado muchísimo en el trabajo de Aschero, luego de leer un artículo sobre la Numerofonía y su creador, realizado por el periodista Luis Bruschtein en el diario Página 12.
Y así fue que comenzó una etapa maravillosa de viajes al monte del noroeste formoseño de Sergio Aschero y de la profesora Mirta Karp desde hace unos años y que ya produjo la primera promoción de Formadores Musicales.
Todos ellos ya están aplicando lo aprendido, los memas (maestros en la modalidad aborigen) lo hacen con sus alumnos (incluso los de nivel inicial, ya que este sistema permite que los niños desde los 3 años puedan leer y escribir música), otros que han venido de otras comunidades, lo están aplicando entre los suyos, y todos nos han transmitido la alegría de su gente y de ellos mismos, al poder aportar a sus comunidades la felicidad de poder hacer y disfrutar la música.
Gracias a la gran musicalidad y al sentido artístico que el pueblo wichí tiene, sumado a la maravillosa sencillez en el aprendizaje que propone la Numerofonía, fue posible que los alumnos participantes del taller pudieran encarar la tarea de componer el primer cancionero de su historia, donde tanto las melodías como los textos (en lengua wichí) son de su propia creación.
Esto constituye en sí mismo un hecho de enorme trascendencia, por lo que significa la recuperación histórica de su capacidad de crear y recrear su propia cultura a través de sus canciones.
La significación de todo lo logrado fue tan profunda que desembocó en la creación de un nuevo taller también dictado por Aschero y auspiciado por el Fondo Nacional de las Artes. Es el Taller de Creación de Instrumentos Musicales Originales, utilizando exclusivamente los elementos que la naturaleza en la que habitan (pleno monte) les proporciona y su propia creatividad, que les permite crear instrumentos de viento, de percusión, de cuerdas, no existentes ni en su tradición ni en su cultura.
Fue particularmente significativo el momento de dar nombre por primera vez a los instrumentos por ellos mismos creados y construidos. Esta formación apunta también a capacitarlos con el objetivo de generar micro emprendimientos que encararán los mismos jóvenes.
Esta experiencia con la comunidad wichí, es particularmente importante, en primer lugar, porque supone para nosotros, el descubrimiento de una cultura diferente con lo que esto tiene de maravilloso. En segundo lugar, porque los wichí no tienen registro de sus músicas ancestrales ya que han sido borradas por influencias externas (la evangelización anglicana).
Y también por el desafío de proponer a los jóvenes wichí la creación de sus propios referentes musicales desde el hoy, donde lógicamente la tradición ancestral vuelve a aflorar. Nuevas letras y nuevas músicas para este extraordinario pueblo, que ha tenido que adaptarse también a nuevas formas de vida, ya que siendo originalmente pescadores han debido transformarse en montaraces al escapar de las múltiples e incontrolables crecidas del río que siempre amaron tanto.
Esta es la primera experiencia de Aschero y su Numerofonía con un grupo originario de América que puede y debería replicarse en otras comunidades similares, cosa que paso a paso ya está comenzando a suceder.
Sergio Aschero ha obtenido muchísimos reconocimientos a lo largo de su vida y de su obra. El último, en el mes de junio de 2006, oportunidad en la que la "Numerofonía de Aschero es declarada de Interés Cultural por el Poder Legislativo de la Ciudad de Buenos Aires", (ver http://www.ascheropus.com.ar), distinción que fue otorgada por decisión unánime de la Legislatura y por iniciativa del reconocido músico, diputado "Chango" Farías Gomez.
Y otro de los más significativos para él ha sido que la Asociación Internacional de Músicos Andinos (AIMA) lo premiara con su mayor distinción, el Tumi de Oro, en reconocimiento a su labor investigativa y por la creación de la Numerofonía, y esto es porque, más allá de que Aschero no es un músico andino y tenga en cambio una gran formación académica, ha brindado, con su sistema, la posibilidad de que todos puedan tener una escritura musical que esté al servicio de su cultura y no en su contra.
La Numerofonía se desarrolla también en países como España e Italia, donde ha sido reconocida oficialmente por los Ministerios de Educación de ambos países, como sistema alternativo de educación musical. También en Filipinas, Chile, Brasil, Uruguay, Argentina, entre otros, tanto en ámbitos universitarios o escolásticos de grandes ciudades como en pequeñas poblaciones o en comunidades indígenas, porque se apoya fundamentalmente en una lógica de tipo objetual a la cual nadie puede contradecir porque oponerse a ella es oponerse a la propia ciencia. Esto permite que por ejemplo un niño de tres años, una persona con discapacidad o un adulto de cualquier lugar del mundo y de cualquier cultura puedan leer y escribir música desde el primer momento sin pasar por el absurdo de los bemoles y sostenidos. Al ser la música un lenguaje que solamente es leído por el 5% de la humanidad y al tener derecho el 95% restante a tener un lenguaje que los represente, la Numerofonía viene a otorgar la posibilidad de leer, crear, y tocar música sin exclusiones.
La educación es una ciencia viva y que debe ser siempre revolucionaria. Los lenguajes y los códigos son invenciones humanas que envejecen y pueden ser superados.
Ya ha sucedido por ejemplo, con el reemplazo de los números romanos a los arábigos, porque éstos resultaban más efectivos para las operaciones matemáticas, lo que constituyó una verdadera revolución en la ciencia.
Hay códigos que pertenecen a los museos y otros a la gente.
La Numerofonía de Aschero pertenece a la gente.